Si me pierdo la vida, que sea porque lo decido yo, ¿no? 👀
Capítulo 2 de mi camino hacia el minimalismo digital
Después de escribir la última newsletter (que tienes que leer antes de seguir) y de ir leyendo más sobre el minimalismo digital he empezado a reflexionar mucho sobre el papel que tiene la tecnología en mi vida y sobre todo las redes sociales.
Así que por primera vez voy a hacer una mini-serie de newsletter en la que vais a poder acompañarme en mi camino hacia el minimalismo digital. Y si os apetece, al final de la newsletter, tengo una propuesta que haceros para que podamos iniciar la limpieza digital de 30 días juntos(vamos, quien quiera, claro). Sería súper interesante saber vuestros escenarios, si lo vais a hacer o no, y qué os ha implicado el cambio.
Pero antes, dejadme dar un poco de contexto sobre cómo he acabado aquí, sobre lo que he reflexionado y sobre lo que seguramente también te esté pasando a ti.
Hoy me he puesto un poco triste 💧
Después de leer el libro de Cal Newport (de donde viene todo el movimiento del minimalismo digital) he entrado en una movie literalmente. Empecé a ser consciente de la adicción conductual que tenemos TODOS, se me activó la mirada periférica y he empezado a mirar con detenimiento no solo a mí, sino al resto.
Un pequeño ejemplo: hoy estaba caminando y, en la puerta del gimnasio he visto una pareja joven con un bebé en un carro (de unos 6 meses) parados en la calle. Supongo que esperaban a algo o alguien, pero la estampa me ha entristecido un poco. La madre y el padre estaban callados, cada uno mirando a su móvil y el niño estaba mirando al cielo y riéndose. Lo peor es que seguramente no son ni conscientes de por qué estaban mirando el móvil.
Honestamente, quiero tener más control que eso. No quiero dejar de disfrutar cosas tan lindas como mi hijo (que no tengo) riéndose un domingo al sol porque no soy consciente de que he entrado en la rueda digital. Y ojo, que soy el primero que defiende que la tecnología es importante, de hecho, soy puro early adopter y, repito, trabajo en redes sociales.
Pero todo apunta a que necesitamos un cambio, tenemos que volver a tomar el control si queremos seguir evolucionando. Si no, vamos a acabar involucionando. Y no seré yo quien apueste por ese futuro.
Pero, ¿me estará pasando a mí también?
Mis primeras red flags 🚩
Suelo reflexionar más sobre mí que sobre el resto, por simple aceptación. Lo que haga el resto no lo puedo cambiar pero lo que hago yo sí, así que la mirada periférica se dirigió en primera instancia hacia el espejo. Pues bien, la primera reflexión que tuve fue tan catártica que me sirvió de trigger para empezar proceso de limpieza digital y reconexión con la tecnología de una manera más saludable.
La reflexión en cuestión:
“Cuando estoy mal personalmente miro mucho más el móvil y todo me importa más, cuando estoy en un buen momento hago mucho menos caso al móvil.”
Hasta aquí, parece algo normal, ok (seguramente también te pasa). Pero espera, démosle la vuelta y verás como empieza a picar un poco más:
“Cuando estoy más con el móvil estoy peor personalmente, cuando hago menos caso al móvil estoy mejor.”
Sutil, eh…
Durante este proceso (que además coincide con un proceso personal en el que estoy intentando vivir más para mí y menos a través de los demás) he detectado muchas red flags que me han ido haciendo estar cada vez más seguro de que me apetece volver a tomar el control sobre en qué invierto el tiempo y cómo.
Ya comentamos cómo se genera esta adicción conductual que te hace mirar al móvil 85 veces al día de media: la recompensa aleatoria y la validación social (base del core psicológico humano).
Nunca he sido especialmente propenso a las adicciones (en general), pero me he sorprendido haciendo tap en la portada de una libreta inconscientemente para que se iluminara.
O he estado mirando la gente que ve mis stories en busca de… ¿qué?
He entrado a mirar la hora y veinte minutos después no sé ni para qué había cogido el móvil.
Y no hablemos ya ni de las dating apps que acabo borrándome a los cinco días porque se asemejan más a una casa de apuestas que a un club dónde conocer a gente. (Ningún hate con esta manera de conocer a gente, solo con el funnel que te lleva a que tengas que pagar con todo).
Me despierto, miro instagram y las apps de finanzas.
Lo peor es que estoy en el bracket bajo de media de uso del móvil: 3 horas al día (mi máximo son 4,5 pero lo uso aunque también para ponerme podcast cuando cocino).
Honestamente creo que me está afectando más de la cuenta, incluso a la hora de socializar o en cómo me siento en mi día.
Turbio.
Necesito volver a tomar el control.
Mi realidad, ¿un escenario proclive para ceder el control? 🙄
Suelo ser bastante consciente y reflexivo en general, pero esto me ha pillado desprevenido (aunque todos lo intuimos y, en el fondo, lo sabemos). ¿Cómo ha podido pasar? Obvio: está diseñado para que pase. Pero además se han juntado varios elementos en mi vida que potencian esta conducta si voy en modo automático. I mean:
Vivo solo y paso mucho tiempo conmigo mismo. Lo disfruto y lo recomiendo, pero a veces se cuela esa necesidad de socializar cuando el aburrimiento o la soledad aprieta.
Trabajo como director de redes sociales y como profesor. Estar al tanto de lo que ocurre es parte de mi trabajo y fácilmente te puede justificar el tiempo en redes.
Me gusta crear contenido. Siempre he tenido esa parte creativa (YouTube, Instagram, podcast, libros, mi web…). Me gusta, sobre todo cuando no hay presión por monetizar.
Soy muy curioso (además de freak) y me encanta la cultura digital . Las redes están llenas de historias que pueden entretener a mi curiosidad como un ovillo de lana a un gato.
I’m single. Y hoy día, si quieres conocer a alguien, la primera parada son las redes o las apps.
Me gusta el ajedrez y la manera más rápida de jugar es online.
Estoy invirtiendo regularmente en ciertos activos que necesito revisar.
Hago 6 horas de tren a la semana, 3 horas de running por la montaña y unas 3 de gimnasio, en las que lo más normal es que quieras el móvil en algún momento.
Mis mentiras piadosas, Touché 🤫
Después de hacer toda esta lista me di cuenta de que es todo una mentira (quizá no tan piadosa) de mi cerebro para intentar justificar la dosis de dopamina instantánea a la que lo he acostumbrado.
La base del minimalismo digital se basa en dos preguntas:
¿Es relevante esto en mi vida?
Si la respuesta es sí, entonces ¿lo estoy usando de la mejor manera?
Y sinceramente puedo desmontar una a una las premisas que he dicho antes con tan solo estas dos preguntas.
Socializar es importante, pero, ¿lo estoy haciendo de la mejor manera? No ¿Por qué no llamo por teléfono o quedo directamente en vez de ver una story?
Necesito estar al día de las redes obviamente pero, ¿es la mejor manera estar metido todo el día subiendo stories mientras intercede en mis rutinas? No. ¿Por qué no leo estudios, me bloqueo un tiempo para buscar referencias o estudiar qué se está haciendo en Estados Unidos?
¿Es necesario que juegue al ajedrez online desde el móvil? No. Puedo jugar torneos en persona o desde el ordenador, incluso estudiar con mi tablero físico…
Y así, puedo ir una por una con todas…
Vale. El minimalismo digital está cobrando cada vez más sentido para mí.
Es cierto que tengo buenos hábitos: leo mucho, que voy a correr a la montaña (y a veces sin móvil), quedo con amigos y no estoy pendiente del móvil, no estoy enganchado a TikTok (al droga dura del scroll infinito) pero he entrado en la rueda de la validación social + dopamina que está controlándome más de lo que me gustaría aceptar.
The Change, Step 1: 30 días de limpieza digital
Cal Newport lo tiene claro: estos cambios no pueden hacerse ni gradualmente ni uno a uno. Se hacen con convicción y durante un periodo de tiempo suficiente que permita instaurar los cambios.
Aquí es donde viene mi propuesta (y la suya también) de que pasemos juntos por este proceso. No me gusta llamarlo detox, porque lo que quiero conseguir es un cambio de hábitos real. Quiero volver a controlar la tecnología, no que la tecnología me controle a mí.
Realmente, todo lo relacionado con cómo hacer la limpieza digital va a tener que ser en la siguiente newsletter, porque esta se me ha quedado muy larga y no quiero pecar de ser un chapas. Así que, si te apetece apuntarte, estate atento a la parte 3 de la mini-sTe contaré cómo la voy a hacer yo y sería increíble que me dijerais cómo la vais a hacer vosotros.
Nos vemos en unos días, mis pequeños freaks.
Ah! Y si te ha gustado, compártelo, ¿no? Déjate un like para darme un poquito de dopamina que voy escaso.
Fuera de bromas… quizá no lo parece pero está hecho con mucho cariño y con mucho tiempo. Venga va, supportea un poco que es gratis.
❤️