Cómo viví mi Burnout más duro 🔥🫠 #FL20
Hoy un poco de storytelling con un poco de drama, suspense, superación y mucho de mí... 🧠
Ha pasado suficiente tiempo como para poder hablaros con perspectiva de uno de los momentos más intensos de mi vida profesional: el temido Burnout. Me apetece escribir sobre ello, quizá os puede parecer interesante saber mi experiencia en todo el proceso: cómo lo detecté, cuáles fueron mis síntomas, por qué entre en ese mood y sí… cómo conseguí resurgir de mis cenizas como un auténtico Ave Fénix.
No toméis esto como un coaching, ni muchísimo menos como una terapia, sino como una charla de tu freak friend de confianza que te cuenta cómo está. Aclarado esto… Vamos con el buen gossip va…
¿Cómo detecté que estaba en un burnout?
Hace varios meses empecé a sentirme alejado de lo que yo soy. Empecé a perder mi humor y verborrea clásica en el día a día, empecé a estar muy irascible, cansado, triste, incluso enfadado. Descuidé muchos buenos hábitos que me acompañan desde hace años (deporte, alimentación, meditación, descanso…) y me obsesioné con mi trabajo.
Esto se convirtió en una snowball con una energía a la que nunca me había enfrentado y que me estaba llevando lejos de mi equilibrio. Ansiedad, insomnio, aislamiento, pensamientos intrusivos, overthinking, temas recurrentes y cero espacio mental.
Mi mente jugaba conmigo como quería, justificaba y alimentaba mis comportamientos, me empujaba a tomar decisiones erróneas, a no descansar, a quejarme pero seguir haciendo lo mismo. Autoexigencia, nerviosismo, energía negativa, presión en el pecho, gorra negra, capucha y auriculares. Me estaba autoboicoteando. Y lo peor, el drama es algo adictivo, es algo que contar, que pensar y que permite meter debajo de la almohada tus problemas reales.
Mientras tanto me iba deshaciendo poco a poco como un cubito al sol. Un sábado, me desperté, fui a desayunar con mi novia, me temblaron las manos al tomar el café. Mi mente hizo crack de alguna manera y pensé: hasta aquí, no es normal. No estoy bien, tengo que empezar a cuidarme ya o puede que el retorno al equilibrio sea más difícil de lo que creo.
No tengo responsabilidades serias que me hagan estar en este nivel de estrés continuado. ¿Por qué estoy tan mal? ¿Soy de esas personas que teniéndolo todo no va a ser capaz de feliz? No puede ser, toda mi vida he sido un disfrutón. ¿Qué está pasando? ¿Cómo salgo de aquí?
Podría haber dejado el trabajo (totalmente lícito en muchas ocasiones), pero no lo sentí así en mis entrañas y mi intuición nunca me ha fallado. El equipo me encantaba a nivel humano y profesional, mi trabajo me gustaba y el entorno era idóneo para comunicarme si tenía algún inconveniente. El trabajo no era el problema. Decidí seguir como pudiera y buscar la palanca correcta para accionarla.
Por suerte, supe parar a tiempo. Pero para saber cómo cambié la situación y resurgí de mis cenizas como el Bannu egipcio es importante saber los motivos de mi burnout.
¿Por qué llegué hasta ese punto?
Ahora viéndolo con distancia doy gracias por tener la inmensa suerte de estar rodeado de gente que me conoce, me respeta, me valora e intuyó que estaba en una mala época. Cuando quise ayuda siempre la tuve. Pero nunca la pedí. Yo me encargo, yo puedo.
Y aquí es dónde está el gran motivo por el que me quemé desmesuradamente: Yo. No era el trabajo mi problema, era mi approach hacia el trabajo. En ese approach estaba implícita una mala autogestión personal. Todos tenemos nuestra mochila emocional y nuestros traumas.
Siempre he pecado de autoexigencia, me gusta ser mejor cada día a muchos niveles y además suelo ponerme unas metas altas. No es que quiera ser mejor que los demás, es que quiero superarme a mí mismo. Esta energía es genial cuando está bien enfocada pero la realidad es que estaba bastante desubicada. Tuve unas fugas de energía muy grandes intentando controlar cosas que no estaban bajo mi control (y que tampoco se esperaba que lo estuvieran).
Algo que me acabó de abrir los ojos fue este comentario: “Tienes unas zapatillas de correr pero te las estás poniendo en la cabeza en vez de en los pies”. Touché. Lo tenía todo para poder correr pero estaba desalineado internamente. Básicamente era Yo quién me estaba pusheando hasta el burnout. Era mejor no descansar y sentirse un “héroe” que afrontar esos dilemas internos que no te apetecía abordar y sentirse “vulnerable”.
Por fin había detectado el problema: si me trabajaba yo mismo y dejaba de posponer mi crecimiento personal, tenía pinta de que todo iba a encajar de nuevo y seguramente, más sólidamente que antes.
Ahora sí, vamos con la parte bonita del camino.
¿Cómo superé mi burnout?
Por suerte, soy una persona que es reactiva cuando detecta el problema, así que me puse manos a la obra al momento. El objetivo era sencillo: salir del burnout enfocándome en mejorar.
Primer paso: reconecté con mi entorno. Me disculpé individualmente y con sinceridad con toda la gente con la que quizá había sido más irascible. También les expliqué que venía con un plan bajo el brazo que ya había activado para salir del burnout y además no volver a allí. Disculparme me descomprimió bastante y ayudó a que mi entorno supiera ubicar la situación.
Segundo paso: retomé terapia. Siempre he sido fiel defensor de que la terapia es higiene mental y que debe ser un always on en tu vida. Estés bien o estés mal es un must en tu vida. Empecé terapia de nuevo y efectivamente, me ha ayudado muchísimo. He aprendido a detectar los puntos calientes sobre los que trabajar y además he adherido herramientas nuevas que me ayudan a tener un mayor control y gestión emocional y me están haciendo alcanzar mi peak.
Tercero: retomé mis buenos hábitos y añadí nuevos. Deporte, alimentación sana, descanso, lectura, meditación, skin care... Dejé de lado todos los vicios y malos hábitos y decidí invertir esfuerzos en estar mejor. Esto empezó a revertir la snowball negativa y transformarla en una mucho más positiva.
Cuarto y más importante: he trabajado la autoreflexión, la consciencia y la práctica. Puede que os sorprenda pero he empezado a estudiar y a adherir el estoicismo griego de Epicteto y Marco Aurelio a mi vida. Siempre me había resonado mucho pero nunca me había sumergido a entenderlo y estudiarlo (mucho menos a implementarlo en mi vida). Os lo prometo, un game changer en mi caso. Si queréis curiosear sobre el tema os recomiendo esta puerta de entrada: Cómo ser estoico de Massimo Pigliucci. (Libro que cuando quise comprármelo resulta que mi novia lo había comprado hace meses sin motivo aparente y estaba en la biblioteca de casa esperándome como si estuviéramos destinados).
¿Y ahora?
Estoy en la mejor etapa de mi vida. Estoy feliz, con energía, contento, motivado, descansado, sereno, tranquilo y creo además que estoy empezando a impactar positivamente en mi entorno. Siento que he desbloqueado mi carácter real y están ocurriendo muchas cosas buenas a mi alrededor. Me encanta mi día a día y mis proyectos de futuro. Estoy empezando a encontrar el equilibrio y se siente muy bien.
Lo que más interesante me ha parecido de todo este proceso es darme cuenta de que la mayoría de veces las soluciones están en uno mismo y que si te trabajas internamente, el resto del puzzle se acaba encajando solo.
¿Habéis pasado por algo así? ¿Qué experiencias tenéis con el burnout? ¿Cuáles han sido vuestras palancas? Te haya servido esta freakletter tan inusual o hayas pensado “Mucho texto, Bro”, tírate un share con alguien va, no me seas rancio💞
Nos vemos en la siguiente Freaktter (que por cierto, voy a traeros algo muy freak: mis top 10 herramientas para social media). 🦊
Yo también he pasado por allí y da gusto como luego se ordenan las cosas y todo se va yendo a su sitio de importancia. Ahora entiendo el estoicismo 🫸❤️🫷